Las convicciones fuertes, porque lo son, no deben temer a la contradicción y si son convicciones inteligentes deben amarla. — «Cuando me llevan la contraria, despiertan mi atención, no mi cólera; me ofrezco a quien me contradice, que me instruye. La causa de la verdad debería ser la causa común de uno y otro.» Michel de Montaigne.
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